Una de las ventajas de que las colecciones Misterio y Sexton Blake hayan sido tan populosas (entre ambas se acercan a los dos mil títulos) es que ello permite tener abastecido ad infinitum a este blog con imágenes interesantes. Estas tapas de los años treinta, elegidas al azar, corresponden a un Tarzán no apócrifo (para variar) y a uno de los casi inhallables volúmenes intermedios de la Biblioteca Sexton Blake.
domingo, 17 de abril de 2011
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