En la literatura popular del siglo XIX y principios del XX, el mono es un personaje omnipresente. No era un enemigo sencillo como un león o un dinosaurio: era bestial y salvaje, pero a la vez inquietantemente próximo al hombre. Ello despertaba en el inconsciente del lector una amplia gama de temores e inquietudes: el atavismo, la regresión, los límites borrosos entre animal y humano, la posibilidad de la zoofilia... El ladrillo de hoy para el Museo Simiesco es un viejo folletín español, Viajes y aventuras del capitán Cougourdan, abundoso de monitos con fusiles.
martes, 24 de febrero de 2009
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