La traducción del título, así como la promisoria imagen de la tapa, hacen pensar en una de esas novelitas eróticas que tanto abundaban a principios del siglo XX. No es así. Se trata, simplemente, de los hábiles recursos con que el editor barcelonés Maucci procuró hacer más atractivo este ensayo del viejo patriarca ruso, dedicado a la condena de vicios como el tabaco y el alcohol.
.
2 comentarios:
Más que condenar, la ilustración invita...
Genial la curiosidad, como siempre. Y coincido en que es muy promiscua XD
Saludos!!
Publicar un comentario